miércoles, 1 de febrero de 2012

A LA CONQUISTA DE LA MENTE

Por Ramón R. Herrera
Pastor y Maestro

Se ha dicho repetidamente que: Tu mente puede ser el taller de Dios o el taller de Satanás, todo depende de quien trabaje más tiempo en ella. En nuestro ministerio de muchos años he tenido la oportunidad de lidiar con muchos creyentes; me he dado cuenta de los conflictos y problemas que los atacan, problemas que no les permiten desarrollar su vida cristiana al máximo.
Muchas de estas personas han tenido una real experiencia con Jesucristo, pero al mismo tiempo no muestran una estabilidad en su experiencia espiritual. Muchos de ellos explican esto echándole la culpa a Satanás o a otra persona, mientras otras se han resignado a una vida espiritual semejante a una montaña rusa, un día arriba y otro día abajo.
Es muy posible, que parte de este problema estriba en que se ha pensado que lo único importante en la persona que ha sido salva es el estado de su espíritu, y que las demás áreas de nuestra personalidad se van arreglando por sí solas.
Pero, esto no es así, la Biblia habla de nuestra salvación como una obra integral que afecta tres áreas del ser humano: el espíritu, el alma y el cuerpo. 1Tesalonicenses dice-Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser- espíritu alma y cuerpo -irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Marcos 12.30
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza.
Habrán notado que he subrayado la expresión: toda tu mente-eso es así porque Dios no sólo quería que yo lo amara con el corazón -sino con toda la mente- La mente es la que piensa, analiza, recuerda, y memoriza.
Son estas actividades de la mente que no se ha rendido a Jesucristo; las que impiden que las personas amen y sirvan a Dios, no puede haber progreso en la vida espiritual a menos que nuestra mente sea sintonizada en la frecuencia de Jesucristo. Esto que acabo de decir tiene una gran importancia.
Hay muchos creyentes que han querido vivir una vida nueva con una mentalidad vieja que está en franca enemistad con Dios. Si queremos cumplir el primer y más importante mandamiento del Señor Jesucristo, no nos queda otra alternativa que prestar mucha atención al estado de nuestra mente.
Es totalmente imposible poder amar al Señor con toda la mente, si una parte de ella no le hemos sometido a su santa voluntad.
Santiago 1.6-8
Pero que pida con fe, sin dudar, porque el que duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado para otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace.
La debilidad espiritual que observamos en tantos creyentes, no es otra cosa que el resultado, de una mente dividida, con una parte trato de agradar a Dios y con la otra agrado al mundo.
El apóstol Pablo nos enseña en Colosenses 1.21 lo siguiente: En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. Él nos dice muy claramente en este pasaje de la Biblia que estábamos alejados de Dios y enemistados con Él.
El gran problema de los pecadores no son sus acciones, sino lo que piensa, ya que lo que hace es una consecuencia de lo que piensa. Génesis 6.5 nos dice: Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal.
Esta es la realidad de la raza humana desde que pecó en el jardín del Edén. Aunque afortunadamente hoy hemos sido reconciliados con Dios por medio de la sangre de Jesucristo. En la actualidad podemos decir que en nuestra mente hay pensamientos, que nos quieren llevar a una vida independiente del Señor.
La vida pasada combate dentro de nuestra mente para poder controlarnos y mantenernos en cierto sentido en enemistad con Dios, a pesar de que seamos salvos. Si queremos agradar a Dios, tiene que haber un cambio en nuestra manera de pensar y actuar. Tenemos que entender que la carne por si sola no puede desear nada a menos que primero reciba la orden de la mente que fue la primera que lo deseó.
El pecador no tiene otra alternativa que ser esclavo de sus pensamientos. El creyente, si puede controlar sus pensamientos, porque tiene los medios para lograrlos, entre ellos, la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo.
Colosenses 3.2
Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.
Pablo en esta epístola está corrigiendo el error de los creyentes de Colosa, que creían que podían controlar los apetitos de la carne por medio de mandamientos humanos (Col. 2.20-23) Este tipo de enseñanza es la causa de frustraciones y derrotas a muchos creyentes, que están tratando de ganar victoria sobre su cuerpo, sin haber renovado su mente con la Palabra de Dios.
Este camino victorioso comienza, cuando el creyente sabe y comprende que ha recibido una vida muy superior que lo capacitado para despegar su mente de las cosas de la tierra y poner su mente en las cosas de arriba. Todo esto indica que no podrás amar a Dios con el cuerpo, hasta tanto lo hallas amado “con toda tu mente”
Hebreos 8.10
Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con la casa de Israel -dice el Señor- Pondré mis leyes es su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Este nuevo pacto, fue instituido con la muerte de Jesús en la cruz, ratificado con la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Este nuevo pacto es superior al antiguo pacto instituido por Moisés en el Monte Sinaí, y es nuevo porque garantiza un cambio radical en la persona que lo acepta.
Si entendemos esta poderosa promesa de nuestro Padre Celestial, nos daremos cuenta que Él está buscando un pueblo que camine en el poder y la autoridad del Nuevo Pacto. El deseo de Dios es tener una relación especial con nosotros los creyentes, donde lo veamos a Él, como nuestro Dios personal, y disfrutemos de todas y cada una de sus bendiciones que Jesucristo compró para cada uno de nosotros en la cruz.
Esto es motivo de mucha alegría, ya que es sumamente importante que nuestra mente esté bajo el control y la autoridad de Dios.
Podemos preguntarle a cualquiera persona normal ¿quién tiene tu mente? Y la respuesta será sin duda, yo mismo. Tanto los creyentes como los no creyentes creen que ellos tienen el dominio de su mente, sin ninguna intervención externa. Este ha sido el argumento favorito de Satanás desde el jardín del Edén, lo ha usado haciéndole creer a los humanos que ellos pueden ser como Dios.
Esta es una de las falacias del humanismo; que las personas pueden ser buenas o malas por sí mismo, sin ninguna intervención externa de Dios o Satanás.
Esta teoría ha sido abrazada por varias escuelas de pensamiento y dicen que el mal y el bien no son otra cosa que estados mentales, los cuales se pueden resolver con una buena dosis de acción positiva del bien que reside en toda persona.
No hay duda, esto suena muy razonable, pero, no, lo que palabra de Dios nos enseña 1Juan 1.19 dice: Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno. De acuerdo con este versículo, el mundo entero está bajo el poder del maligno y su influencia cultural.
Para nadie es un secreto que Satanás, que el dios de este siglo; está en competencia constante con Dios por controlar las mentes y los cuerpos de los seres humanos.
Puede que no sea muy popular hablar de esto, pero, es una realidad que el diablo y sus ángeles caídos ejercen control sobre esas tres partes de la persona que no le sirven a Dios de una manera total, o, sea con todo su espíritu y en la verdad de Dios.
Bíblicamente Satanás no puede entrar al espíritu del creyente, pero puede molestarlo desde afuera con le propósito de deprimirlo y debilitarlo. La mente no, sólo puede ser oprimida, sino ser ocupada por Satanás en algunos lugares estratégicos.
En vista de esto el apóstol Pablo nos aconseja de esta manera: “ni den cabida al diablo” (Efesios 4.27) Y Santiago añade: “Resistan al diablo, y huirá de ustedes”Santiago 4.7)
La condición de la mente
Realmente no son muchas las personas que están conscientes de que Dios sabe y conoce la condición de la mente de cada ser humano. Sin importar cual sea la condición de la mente Dios la conoce. No simplemente la conoce, sino que en su Palabra está la solución para ordenar la mente.
Salmo 7.9
Dios justo, que examinas mente y corazón, acaba con la maldad de los malvados y mantén firme al que es justo.
Jeremías 17.10
Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras.
Efesios 4.17
Así que les digo esto y les insisto en el Señor: no vivan más con los pensamientos frívolos como los paganos.
En cada persona existen diferentes condiciones en la mente, dependiendo del grado de corrupción a que haya llegado el individuo.
No podemos esperar que una persona que viene a Jesucristo con 50 años de edad, con una mente corrupta y pecaminosa, puede renovar su mente con misma rapidez de una persona que solo sirvió a Satanás 18 años de su vida.
Este estudio se propone ser de ayuda no solo a los creyentes que comienzan su vida en Jesucristo, sino aquellos que hemos pasado una larga vida sirviendo al Señor; nos ayudará siendo pacientes con los que comienzan su vida cristiana.
Romanos 1.28
Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, Él los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer.
Una lectura al capítulo uno de Romanos, nos daremos cuenta que el estado pecaminoso de las personas se describen desde el versículo 18 al 32, es la consecuencia directa de la mente reprobada.
Una mente reprobada no es otra cosa que una mente rechazada y abandonada por Dios, que ha rechazado intencionalmente la moral y la justicia de la Palabra de Dios.
Efesios 4.17-19
Así que les digo esto y les insisto en el Señor: no vivan más con pensamientos frívolos como paganos. A causa de la ignorancia que los domina y por la dureza de su corazón, estos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que proviene de Dios. Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase actos indecentes.
Hay una gran diferencia entre una mente reprobada y la mente entenebrecida; la diferencia real estriba en que mente entenebrecida es el resultado de la ausencia de la vida de Dios en la persona, produciendo ignorancia y dureza de corazón.
Pablo en la epístola a los Efesios les advierte a los creyentes que no deben andar como los otros gentiles los cuales tiene una mente entenebrecida.
2 Corintios 4.4
El dios de este mundo (Satanás) ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
La mente carnal es la mente que está controlada y manipulada por la parte física y emocional del ser humano, entiéndase el cuerpo y el alma. El creyente que no ha renovado su mente con la Palabra de Dios, está operando en una mente carnal.
La persona creyente aunque ha tenido una experiencia de genuina salvación, no ha aprendido a someter su mente a su espíritu renovado, para así manifestar a la vida y al carácter de Jesús al mundo.
Lo cual indica que es un creyente carnal, como resultado del estado de su mente; Pablo nos dice en Romanos 8.6 de la siguiente manera: “La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz”.
Tito 1.15,16
Para los puros todo es puro, pero para los corruptos e incrédulos no hay nada puro. Al contrario, tienen corrompidas las mentes y la conciencia. Profesan conocer a Dios, pero con sus acciones lo niegan; son abominables, desobedientes e incapaces de hacer lo bueno.
El significado del término “Corrompido” lleva la idea de algo manchado o deshonrado. La Palabra de Dios no nos provee muchos detalles sobre la mente corrompida.
Pero, ¿qué es la mente corrompida? Tenemos que ir al diccionario de la lengua española Diáfora que dice que “corromper” es alterar la forma de alguna cosa / Pudrir / Sobornar / Pervertir / viciar / Oler mal.
Si tomamos la palabra en el contexto que Pablo usó, tenemos que admitir que hay creyentes con una mente corrompida. El apóstol les advierte a que sean sanos en la fe para que no tengan este tipo de mentalidad.
Este tipo de creyente ha permitido que su mente y su conciencia sean pervertidas y viciadas por el sistema mundanal.
Romanos 8.5-6
Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.
Todo creyente debe operar con la mente con la mente espiritual para poder agradar a Dios. Si continuamos con una mente carnal no podemos agradar a Dios. Es de vital importancia que los hijos de Dios vivan para agradarle porque es nuestro Padre.
La Biblia nos habla de dos grupos de personas que no agradan a Dios. Los que no viven por la fe (Hebreos 11.6) y los que piensan en las cosas de la carne (Romanos 8.8) Si unimos estos dos pensamientos, llegamos a la conclusión que sin una mente espiritual, nunca llegaremos a vivir por la fe.
La mente renovada
Romanos 12.1-2
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de la mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta,
Efesios 4.22-23
Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente.
Un requisito importante para poder cumplir la voluntad de Dios, es la renovación de nuestra mente. Esa ha sido y es la lucha de todo creyente; es por esta razón que estoy escribiendo este estudio, que puede revolucionar tu vida espiritual.(1).
No hay duda que la renovación de la mente es el segundo paso más importante para la transformación de cada creyente después de la salvación.
Para que podamos cambiar, tenemos que aborrecer y rechazar todo aquello que recibimos de nuestra familia, sociedad, cultura y medio ambiente, que está en oposición con la Palabra de Dios.
El apóstol Pedro lo explica de esta manera:

“Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como oro o plata, sino con la sangre de Cristo como un cordero sin mancha y sin defecto” (I Pedro 1.18-19)
¿Será posible que yo sea declarado justo?
Como parte de la redención que Jesucristo compró en la cruz por nosotros; somos justificados en una acción de Dios que nos imputó la justicia de Jesucristo en respuesta a nuestra fe, y que nadie es perdonado sin ser justificado, y que nadie es justificado sin ser perdonado.
Por otra parte la justicia imputada es un hecho permanente y la justificación es el reconocimiento divino de tal hecho. La Escritura nos enseña que en la cruz se realizó un intercambio poderoso así lo afirma este versículo.
2 Corintios 5.21
Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que de El recibiéramos la justicia de Dios.
La renovación de la mente por el Espíritu Santo
Juan 16.31
Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, El os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.
Romanos 12.2
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Necesitamos grandemente la ayuda del Espíritu Santo en la renovación de nuestra mente. Todo lo que Dios hace entre nosotros, lo hace por medio del Espíritu Santo, para que revele todo lo que tiene que ser cambiado en tu mente y te van a dotar de una mente renovada.
No pienses ni por un momento que la lectura de la Biblia por si sola será lo suficiente para transformar tu mente. Es la poderosa verdad revelada por el Espíritu Santo, la que cambiará tu mente; y te dará una nueva manera de poder pensar con la mente de Jesucristo.
1 Corintios 2.16
“¿Quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?”-Nosotros por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.
La renovación de la mente por la Palabra de Dios.
Hebreos 4.12
Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la medula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.
No hay dudas que la Palabra de Dios es el instrumento que usa la persona del Espíritu Santo para renovar la mente del creyente. A causa de los muchos años que la mente estuvo al servicio de la carnalidad pecadora. Solo quien controle tu mente controlará tu vida.
Tenemos que entender muy bien, que somos nosotros los que decidimos si queremos que nuestra mente sea renovada por la Palabra de Dios; estudiándola no solo leyéndola. Santiago nos dice en su carta lo siguiente: “Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con toda humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida” (Santiago 1.21).
La Palabra de Dios obra como una espada del Espíritu Santo; por tanto, tiene el poder para cortar y arrancar de nuestra mente todas las ideas y pensamientos que dominaban nuestra vieja naturaleza.
Dios conoce el poder de la mente por esta razón, aconsejo a Josué de esta manera: “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito” (Josué 1.8)
La renovación de la mente por la confesión de tu boca
Proverbios 18.21
En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de sus frutos.
Para que la Palabra de Dios cause efectos positivos en la renovación de la mente, es necesario que la confieses con tu boca. Aquello que hablas puede ser de bendición o de maldición en tu vida, que afecte tu paz mental, tu salud, estado de tu familia, tu progreso espiritual.
Es muy natural de que todo lo que tu piensas, necesita el canal de tu boca para convertirse en realidad; aquellas cosas que tu imaginas y verbalizas se convierten en realidad a causa de tu confesión.
Si Santiago nos dice que la lengua contamina el cuerpo, también puede sanarlo y renovarlo. Sí la lengua tiene el poder de poner en acción toda la creación, entonces lo que decimos afecta nuestra mente, porque es la mente y los pensamientos, los que inician el proceso de creación.
Tu lengua tiene el poder de crear un mundo de maldad o también puede crear un mundo del bien. La razón para esto es que podemos usar nuestra lengua en forma positiva o negativa; nuestras palabras siempre deben ser sazonadas con gracia. (Texto bíblico tomado de la Santa Biblia Nueva Versión Internacional)


Tomado de:

Ministerio
"En Línea con la Palabra"
Rev. Ramón Herrera
Pastor-Maestro
Miami, Florida USA E-Mail: informes@enlineaconlapalabra.com

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