Cuarentena
Permanecer aislado y
en confinamiento no fue fácil ni agradable, pero si hay un aspecto positivo a
rescatar de esa dura y difícil coyuntura, es que hay momentos en la vida de
quienes trabajamos y estamos involucrados en los negocios del Señor, en los que
experimentamos una especie de obligada “cuarentena espiritual”, durante la cual
sin importar las circunstancias que la determinaron –enfermedad, pérdida del
empleo, accidente, o lo que sea– apartados o en alguna medida marginados del
vértigo cotidiano llega un tiempo de poner las cosas en orden. Como dicen los
jugadores de fútbol: “parar la pelota” y mirar alrededor para pensar en una
estrategia. Un tiempo durante el cual poder escuchar en quietud la voz de Dios,
establecer las pautas de ajuste y tomar las decisiones necesarias.
Podemos asistir a
muchos y programados “retiros espirituales”. Sin lugar a dudas cada uno de
ellos resultará de gran provecho. Pero en esos retiros nosotros tenemos la
facultad de asistir o no, de tomarlos o dejarlos.
Son esos otros
“retiros” que Dios a través de las circunstancias de la vida te programa, que
no tienes la opción de tomarlos o dejarlos, los que sin dudas resultan ser a la
larga, los más provechosos, fructíferos y productivos, toda vez que Nuestro
Amado Dios nunca abandona a los suyos, sino que sólo se digna ponerlos aparte
un tiempo a fin de que puedan estar a solas con El.
Guarda silencio ante el Señor; espera con paciencia a
que Él te ayude.
(Salmos 37:7 DHH)
Autor: Luis Caccia
Guerra
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