sábado, 9 de noviembre de 2013


Cuarentena

Permanecer aislado y en confinamiento no fue fácil ni agradable, pero si hay un aspecto positivo a rescatar de esa dura y difícil coyuntura, es que hay momentos en la vida de quienes trabajamos y estamos involucrados en los negocios del Señor, en los que experimentamos una especie de obligada “cuarentena espiritual”, durante la cual sin importar las circunstancias que la determinaron –enfermedad, pérdida del empleo, accidente, o lo que sea– apartados o en alguna medida marginados del vértigo cotidiano llega un tiempo de poner las cosas en orden. Como dicen los jugadores de fútbol: “parar la pelota” y mirar alrededor para pensar en una estrategia. Un tiempo durante el cual poder escuchar en quietud la voz de Dios, establecer las pautas de ajuste y tomar las decisiones necesarias.

Podemos asistir a muchos y programados “retiros espirituales”. Sin lugar a dudas cada uno de ellos resultará de gran provecho. Pero en esos retiros nosotros tenemos la facultad de asistir o no, de tomarlos o dejarlos.

Son esos otros “retiros” que Dios a través de las circunstancias de la vida te programa, que no tienes la opción de tomarlos o dejarlos, los que sin dudas resultan ser a la larga, los más provechosos, fructíferos y productivos, toda vez que Nuestro Amado Dios nunca abandona a los suyos, sino que sólo se digna ponerlos aparte un tiempo a fin de que puedan estar a solas con El.

Guarda silencio ante el Señor; espera con paciencia a que Él te ayude.
(Salmos 37:7 DHH)


Autor: Luis Caccia Guerra

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