“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor,
estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” 1 de Corintios 13:13
Leyendo un poco
sobre el contexto sobre el cual el Apóstol Pablo escribió estas cartas a los
Corintios, aproximadamente 55 años después de Cristo, ciudad cosmopolita, cuyas restricciones
morales eran mínimas y los creyentes no eran ajenos a ello; hoy, más de 2.000 años después, tal pareciera que
estas confrontaciones a los creyentes, están dirigidas a nosotros, en muchas de las ciudades en que vivimos
actualmente.
Mantener una
doctrina sana, pura, en el más estricto sentido de la palabra, conforme a La Biblia,
en nuestro tiempo, no es fácil, cuando vemos como se cumplen todas las
profecías sobre nuestro tiempo; la
sociedad, el clima, los cielos y todo en la tierra, cambia inevitablemente, llevándonos a un
destino inexorablemente claro, cual es La Segunda Venida de Jesús-Cristo a la
tierra.
Las Iglesias,
también cambian, los pastores de mudan, los misioneros trabajan sin descanso
alrededor del mundo, con el propósito de llevar el mensaje de Salvación a toda
criatura, mientras la maldad también crece, junto con la descomposición social
y moral, que parecen no tener límites,
porque también se acerca la llegada del Anticristo.
No sabemos si alguno
de nosotros estaremos aquí para el rapto, lo que si se, es que mientras estemos aquí, nuestro deber como creyentes
es mantenernos firmes en nuestra fe, seguros y confiados en la esperanza de
nuestra salvación y de la resurrección y en perfecta armonía, oración y
comunión en amor, con todos, porque estos tres: fe, esperanza y amor, son los pilares o cimientos sobre los
cuales todos construimos y sobre los que se fundamenta La Iglesia.
La Fe. El Señor nos
fortalece en fe cada día, ayudándonos a crecer, a creer y a afirmar nuestra
vocación en Cristo Jesús, porque El, es el camino que nosotros un día decidimos
andar y como dijo alguien en una entrevista que leí recientemente, sean cuales
sean las circunstancias que nos rodean: “Ya eso no depende de mí, sino de El”
refiriéndose a Jesús.” Descubrir como la
fe, va creciendo en ti, es algo que solo cada uno, tiene que experimentar en su
relación día-a-día, con Jesús.
La Esperanza. ¿Te
imaginas un mundo sin esperanza? Yo me lo imagino como un mundo desértico,
seco, sin agua, sin vida, ardiente, caluroso hasta el desvanecimiento,
solitario, donde lo único que se espera es la muerte. Esperanza, viene de
esperar y para nosotros los creyentes, es especial, porque no esperamos como
espera el resto del mundo, nosotros esperamos en Dios, en el Dios de nuestra
Salvación, en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en Jesús, en el Padre de
las luces, en el Todopoderoso, nuestro Padre, creador y sustentador, quien todo
lo puede y tiene pensamientos de bienestar para nosotros y no de mal. La
esperanza, no avergüenza y es la motivación, el motorcito que mueve nuestra
mente, a buscar cosas mejores, a progresar, a estudiar, a mejorar, a trabajar,
a aprender nuevas cosas, a viajar, a sonreír, a confiar en un futuro, a esperar
y a esperar en Dios.
El Amor. Como lo
enunció el Apóstol Pablo, el mayor de
todos, el más importante, el que todo lo permea, el que todo lo puede, todo lo
cubre, no busca lo suyo. Dios es amor y si Cristo vive en mí, como vive en ti,
el amor también está en mí y está en ti, sin excusas, sin pretextos, sin
equivocaciones. Es un hecho, acéptalo. Este es el motor que mueve nuestro
corazón, nuestros sentimientos, nuestra motivación; por amor Dios creo la
tierra y todo lo que hay en ella; por amor Dios no dudo en sacrificar en muerte
de cruz a su primogénito; por amor, Cristo, murió por nuestra salvación, por
revelarnos la verdad acerca del cielo y de la tierra; por amor nos casamos,
procreamos, tenemos familia, por esa familia nos sacrificamos y por amor,
hacemos el 99% de las cosas que hacemos. Por amor, aún estamos aquí y no hemos
sido destruidos.
Atrévete pues a ser diferente, ya los cimientos están
puestos, atrévete a soñar, a emprender
nuevas aventuras, la vida es hermosa y Dios está con nosotros. Fortalécete en
El Señor.
“Pero los que
esperan en Jehová, tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán,
y no se cansarán; caminaran, y no se fatigaran.” Isaías 40.31
Autora: Hefzi-ba
Palomino
Escrito para
www.devocionaldiario.com
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