«¡Cuídense de los maestros de la ley religiosa! Pues les gusta pavonearse en túnicas largas y sueltas y les encanta recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas. ¡Y cómo les encanta ocupar los asientos de honor en las sinagogas y sentarse a la mesa principal en los banquetes!
Sin embargo, estafan descaradamente a las viudas para apoderarse de sus propiedades y luego pretenden ser piadosos haciendo largas oraciones en público. Por eso, serán castigados con más severidad».
Lucas 20: 46 - 47
Levántate, oh juez de la tierra; dales su merecido a los orgullosos.
¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Hasta cuándo los perversos tendrán permiso para regodearse?
¿Hasta cuándo hablarán con arrogancia? ¿Hasta cuándo se jactarán estos malvados?
Aplastan a tu pueblo, SEÑOR, lastiman a los que llamas tuyos.
Matan a las viudas y a los extranjeros, y asesinan a los huérfanos.
«El SEÑOR no está mirando —dicen—, y además, al Dios de Israel* no le importa».
Salmo 94: 2 - 7
El Justo sabe lo que ocurre en el hogar de los perversos; él traerá desastre sobre ellos.
Proverbios 21: 22
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