El amor de muchos se
enfriará…
"y por haberse multiplicado la maldad, el
amor de muchos se enfriará." San
Mateo. 24:12
Fue dicho una vez por la boca de nuestro Señor
Jesucristo, y no como declaración de fe de lo que Él deseara de la humanidad
sino como una señal escatológica. Por un lado, en lo secular, la violenta
manera de vivir ha llevado a naciones enteras a experimentar de los frutos de
un corazón corrupto, además de lo propio del relajo moral, vemos la tendencia
de llevar todas las áreas de la sociedad a una era de polución humana casi
irreversible.
El amor de muchos se ha estado enfriando, desde el
momento mismo en que Jesucristo escoge a su discipulos, un corazón con la
actitud errada llevo a uno de ellos al suicidio. Pero el resto escuchó el eco
de las palabras de Su Maestro, y aún en medio de la persecución,
redimieron el tiempo, evitando palabras
ociosas, y se dedicaron a predicar con una intensidad sobrehumana, incluso a
costa de sus propias vidas, que el Amor de Dios puede transformar al mundo.
El amor de muchos se ha ido enfriando a través de
las eras, y no ajena la iglesia a esta influencia fue trastocada desde el
principio de su fundación por las estratagemas diabólicas del “Acusador de los
Hermanos”. Si bien las puertas del infierno jamás prevalecerán contra la
iglesia, Jesús mismo estableció la manera de lograr que la estructura de una
organización prevaleciera, fuera derribada gratuitamente: “Todo reino dividido
contra sí mismo es asolado; y una casa dividida contra sí misma cae” (Lucas
11:17) Y así muchos hemos colaborado alguna vez a que el frío invernal de un
corazón amargo penetre en un reino contruido con denominaciones, reglamentos,
catecismos y doctrinas.
Porque aborreciendo a los demás logramos hacer la
brecha más inmensa para que un pueblo siga siendo asolado por la Ira del más Altísimo
que se aplaca con la misma Misericordia para no destruir la tierra por la
maldad de la humanidad, sino que en la multitud de pecados la Gracia
sobreabunde.
Pedro, el de carácter originalmente irascible,
transformado por el amor de Dios, y que ponía en tela de juicio que la
salvación también alcanzara a los “no judíos”, le dice a la iglesia que el fin
se acerca, mantener la sobriedad y velar en oración, pero por sobre todo que
tengamos entre nosotros “ferviente amor”, “porque el amor cubrirá multitud de
pecados” (1 Ped. 4:7-8) No dice que los ENCUBRIRÁ, como si pretendiera ese amor
cristiano ocultar la corrupción de otros o mantenerlos en la impunidad, sino
que será el amor el capaz de traer el
perdón sobre ellos, Dios perdonará los pecados de aquellos que practican el
amor fraternal, pues habrán experimentado el verdadero arrepentimiento. ¿Como
combatimos el pecado entonces? ¿Como
“defiendes la fe”?
El amor de muchos se ha enfriado, así entonces
vemos un reino dividido contra sí mismo, no el reino de Dios, el cual es
salvaguardado por el mismo Rey de Reyes, es otro, uno que se hizo entre los
hombres, una religión que no perdona a quien transguede sus normas llamando
apóstata a todo aquel que se opone a lo que se cree lo “absolutamente
correcto”. Cristo es lo único perfecto, y en sí mismo habita en completa
armonía la plenitud de Dios, Él no se encuentra dividido, por eso es UN DIOS
TRINO, y no en vano su clamor antes de su muerte fue que fueramos UNO, y solo
entonces ser un grupo de cristianos unidos en la perfección (Juan 17:22-23).
El amor de muchos se enfrió, y nacieron las
denominaciones, aunque todas aducen tener su origen en los apóstoles, nadie
recuerda o quiere recordar quien fue su padre o madre, quien fue su hermano o
hermana, y entonces las murmuraciones se transformaron en la herramienta para
que las rencillas fueran desatadas y la memoria se perdiera, esa que nos
recuerda que fuimos fruto de divisiones. El eco de Dios en las palabras de Juan
replican cada vez con más fuerza desde esos orígenes: El que dice amar a Dios y
aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien a
visto ¿Cómo puede amar a Dios a quién no ha visto? (1 Juan 4:20)
Se enfrió el amor en muchos y logró resucitar al
Caín del pasado, y muchos homicidas hay dentro de la misma iglesia (1 Juan
3:15), la historia lo delata y lo señala con letras rojas, hubo una Inquisición
en los tiempos medievales, en los tiempos de la Reforma asesinatos y masacres
cometidos por los que estaban a favor como en contra. Hoy, el frio de la muerte
vuelve a rondar por la tierra, como si quizás el diablo ya hubiese sido suelto,
los puentes de unión están siendo cortados, y quienes lo han hecho han sido
aquellos que estuvieron con nosotros, pero no eran de los nuestros, pues si así
hubiera sido hubieran permanecidos a nuestro lado. (1 Juan 2:19).
Se que el amor de muchos otros, quizás multitudes
como las estrellas del cielo, mantendrán su corazón encendido como el fuego del
mismo centro de la tierra, ese mismo fuego que iluminará nuestras sendas para
no caer en pozos y abismos. El que dice que está en luz y aborrece a su
hermano, todavía está en tinieblas, y entonces como ciego andará a tientas
intentando mantenerse de pie o buscar un
lugar seguro donde guarnecerse (1 Juan 2:9- 11) las tinieblas entenebrecen los
sentidos, no permiten definir el blanco, confunde a las fieras con personas y a las personas con fieras, trata
al amigo y enemigo por igual, solo desea
salvarse de caer, incluso a costa de atacar a
otros ciegos para no morir en el intento. Si no encuentra un claro donde
descansar tarde o temprano esperará que un samaritano lo auxilie.
La luz no solo salvará al mundo de vivir en el más
terrible invierno espiritual, también habremos alumbrado al hermano el camino
para encontrar el abrazo de sus verdaderos amigos. No hable en perjuicio de un
ausente, ame con verdad.
Publicado el 28 noviembre 2008 por Roberto http://nomurmurar.wordpress.com.
No hay comentarios:
Publicar un comentario