martes, 15 de mayo de 2012

Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón




Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye. Jeremías 5:21 RV1995

“Así ha dicho Jehová, el Señor: El que escucha, que escuche; y el que no quiera escuchar, que no escuche, porque casa rebelde son” Ezequiel 3:27

¡Cómo me gustaría que mi pueblo me escuchara! ¡Cómo quisiera que Israel hiciera lo que yo quiero!  Salmos 81: 13 TLA

“¡El fin está cerca! ¡Les llegó la hora, a ustedes y a toda la tierra! Voy a llamarlos a cuentas. Descargaré mi enojo sobre ustedes, y no les tendré ninguna compasión. Voy a castigarlos. Voy a hacerlos sufrir las consecuencias de todos sus actos repugnantes. Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel.  Ezequiel 7:2  (2-4) TLA

Entonces Ananías, el jefe de los sacerdotes, ordenó que golpearan a Pablo en la boca.
Pero Pablo le dijo: —Es Dios quien lo va a golpear a usted, ¡hipócrita! Usted tiene que juzgarme de acuerdo con la Ley; entonces, ¿por qué la desobedece…? Hechos 23:3 TLA

Así dice el todopoderoso Dios de Israel: No les presten atención a esos que andan asegurando que no voy a destruir esta ciudad porque aquí está mi templo. Al contrario, hagan lo siguiente:
Mejoren su conducta, sean justos los unos con los otros, traten bien a los refugiados, a las viudas y a los huérfanos; hagan justicia al inocente y adórenme sólo a mí. Si no lo hacen, les irá mal; pero si lo hacen, vivirán por siempre en este país, el cual di a sus antepasados. Jeremías 7:3  (3-7) TLA

¡Pero ustedes creen en las mentiras que les dicen, y que no les sirven para nada!  Ustedes roban, matan, tienen relaciones sexuales con la esposa de otro hombre, no cumplen lo que prometen, adoran al dios Baal, y a otros dioses que ni conocen.  Aun así, vienen a este templo, que es mi casa, y piensan que por estar aquí están a salvo. Después salen y siguen haciendo todas estas porquerías.  Este templo es mi casa, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones. ¡Yo mismo lo he visto! Les juro que así es.
Yo les he hablado muchas veces, pero no han querido escucharme; en vez de tomar en cuenta mis advertencias, han seguido haciendo lo malo. Les juro que así es.
…Por eso, aunque este templo es mi casa, y ustedes han puesto en él su confianza, yo lo destruiré como destruí el santuario de Siló. Yo les di este templo a ustedes y a sus antepasados, pero los voy a expulsar de mi presencia, así como expulsé a todos sus hermanos, los descendientes de Efraín’.
…¡Mira lo que pasa en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén!
Los niños juntan la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres preparan la masa, ¡y hacen panes para adorar a la que llaman “reina del cielo”! Además, las ofrendas que presentan a otros dioses son un insulto para mí.  Lo más vergonzoso es que, en realidad, no me insultan a mí; ¡se insultan ellos mismos! Les juro que así es.
Por eso, castigaré con furia a este lugar, y a los hombres y animales, a los árboles del campo y a los frutos de la tierra. ¡Mi enojo será como un fuego difícil de apagar! Les juro que así será.
Si quieren, sigan juntando las ofrendas y los animales que presentan en mi honor, y empáchense con la carne. Pero lo cierto es que, cuando yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les mandé presentarme ofrendas ni animales. Lo que sí les mandé fue que me obedecieran. Sólo así yo sería su Dios, y ellos serían mi pueblo. También les mandé obedecer mis mandamientos, para que siempre les fuera bien.
Pero sus antepasados no me obedecieron ni me prestaron atención; al contrario, fueron tercos y actuaron con maldad. Fue así como, en vez de mejorar, empeoraron.
Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto y hasta ahora, yo no he dejado de enviarles a mis servidores, los profetas. Lo he hecho una y otra vez, y a pesar de todo eso, ellos no me obedecen ni me prestan atención, sino que son peores que sus antepasados.
Jeremías, diles todo esto, aunque yo sé que no te van a contestar, y ni siquiera te harán caso.
Diles que son una nación mentirosa, que no ha querido obedecerme ni ha aceptado ser corregida».  Jeremías 7:1-28  TLA



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